Usar un limpiador de faros correctamente garantiza que obtengas los mejores resultados al restaurar la claridad y la visibilidad. Ya sea que estés utilizando una simple toallita o un kit de restauración completo, el proceso básico incluye algunos pasos esenciales:
Preparación
Comienza lavando el faro con agua y jabón para eliminar la suciedad y los residuos de la superficie. Sécalo completamente con un paño limpio para asegurar que el limpiador actúe eficazmente sobre la lente.
Aplicación
Aplica el limpiador de faros según las instrucciones del producto; esto puede implicar frotar un líquido, usar una toallita o seguir varios pasos en un kit. Usa movimientos circulares y aplica una presión constante para obtener resultados uniformes.
Pulido y acabado
Después de que el limpiador haya hecho su trabajo, pule el faro con un paño de microfibra para eliminar cualquier residuo y realzar el brillo. Si el kit incluye un sellador, aplícalo como paso final para proteger la lente contra daños futuros por rayos UV y oxidación.
Con qué frecuencia debes limpiar tus faros
Mantener los faros limpios no es solo una cuestión de apariencia, sino que es esencial para la seguridad y el rendimiento. La frecuencia de limpieza depende de tus hábitos de conducción y del entorno, pero aquí tienes algunas pautas generales:
Mantenimiento regular
Para la mayoría de los conductores, limpiar los faros cada 2 a 3 meses es suficiente para mantener la claridad. Si conduces en zonas polvorientas, costeras o con alta exposición solar, puede ser necesario limpiarlos con mayor frecuencia.
Señales de que es hora de limpiar
Si tus faros comienzan a verse opacos, amarillentos o más tenues de lo habitual por la noche, es hora de limpiarlos. La visibilidad reducida o la dificultad para ver señales de tráfico por la noche también son señales que no debes ignorar.
Consejos para mantener los faros claros
Mantener los faros claros no solo prolonga su vida útil, sino que también te mantiene seguro en la carretera. Algunos hábitos proactivos pueden ayudarte mucho a prevenir la opacidad y reducir la necesidad de restauraciones frecuentes:
Estaciona en la sombra
Siempre que sea posible, estaciona tu vehículo en un garaje o en una zona sombreada para proteger los faros del daño solar. La exposición prolongada al sol es una de las principales causas del amarillamiento y la oxidación de las lentes.
Aplica un sellador UV
Después de limpiar o restaurar tus faros, aplica un sellador UV para protegerlos de daños futuros. Muchos kits de restauración incluyen este paso, pero también puedes comprar selladores por separado.
Limpieza regular
No esperes a que los faros se vean visiblemente empañados. Incluye la limpieza de los faros en tu rutina de lavado del coche para evitar que la suciedad y la mugre se acumulen con el tiempo.